Valoración: 🍺🍺🍺🍺
Un ensayo magnífico. Un libro que todo el mundo debería leer y, después, mostrar afinidades o discrepancias con el autor y sus postulados, pero al menos leerlo. Leerlo porque está repleto de sabiduría y de empirismo. Porque el autor defiende sus postulados con datos irrefutables, porque lo hace de forma amena y, especialmente, porque le da un toque ácido sarcástico que, aunque el asunto que trata no merezca la sonrisa, porque es muy grave lo que está ocurriendo en la sociedad con la imposición pseudobuenista del progresismo posmoderno, a veces, ejemplos y anécdotas contadas con este sarcasmo dan una idea de hasta qué punto es una sinrazón y un ridículo espantoso lo que promueven y defienden estos activistas de la corrección política.
Además, la lectura del texto llama a la acción y no a la claudicación. A espabilar y no dejarse avasallar por toda esta mentalidad patógena que ha entrado en occidente de forma desbocada y que está provocando un empobrecimiento moral y de valores, que trae otras muchas consecuencias, desde el orden geopolíticoal la cancelación y el borrado de muchos colectivos.
Toca luchar por el sentido común, desmontar con argumentos sensatos a esta gente que actúan como censores y policías contra el sentido común, contra el lenguaje y contra la libertad, en favor de cualquier cosa que se arrogue el estatus de minoría y la condición, ahora vista como oportunidad, de discriminada. Basta ya de pensar que hay que buscar espacios seguros para «no sentirse», pero sobre todo a costa de coartar la libertad de los demás, de imponer, como previó George Orwell en «1984», lo que hay que pensar y cómo hay que decirlo, de criticar a las insituciones, las academias, la meritocracia en las universidades y, todo, para deconstruir y echar por tierra toda identidad, lengua, historia y ciencia.
No. No vale todo y esta gente se ha pasado de la rosca. Tanto, que hasta los que actuaban como ellos pensando en que era lo correcto se han dado cuenta del fiasco. No pasa nada por ser hetersexual blanco y critiano. No hay que suponer ningún vicio en ello que atente contra nadie. No por eso se es transfóbico, islamofóbico, racista ni facha. Esa lectura con anteojeras hay que desmontarla con argumentos y desde la serenidad, sin tener que estar vociferando estúpidas consignas.
Este ensayo anima a ello, desde la erudición, la invistigación y la experiencia, y con una dosis muy útil de sarcasmo desenmascarador.
