Valoración: 🍺🍺🍺
Es casi lo que buscaba ahora. Todos los veranos hay cosas que son como lugares comunes y que deben ocurrir en verano. Escuchar a los Beach Boys, quemarme los hombros o leer una novela policíaca italiana. Ocurre que la última que editaron de Camilleri, creo que ya quedan pocas por publicar, fue a comienzos de año y la leí la misma semana de su publicación, por lo que no tenía materia y he acudido a quien el propio Camilleri exaltaba y la crítica lo ha nombrado digno sucesor, Antonio Mancini. Y lo he hecho con dos formatos, el último libro publicado que son varias historias cortas y ésta, su primera novela del subjefe Roco.
Me ha gustado, por encima de todo, que está escrita con el tono en el que se manifiesta su protagonista, a tomar por saco de la corrección política, y eso, hoy en día, en momentos en los que los héroes (o antihéroes) no son los que destacan por su hacer sino los víctimas, que se «sienten» minoría perjudicada y reivindican algo, es muy de agradecer. Creo más que nunca que necesitamos más héroes clásicos y menos mierdecillas crecidos al albur de los fruitis, los teletubis, y la creación de mundos con unicornios arcoiris, y el que «se sienta» de alguna manera ofendido, necesite un espacio seguro y todas esas chorradas, que, con mucho cuidadico, se vaya a tocarse el pijo, coja una silla y se espere sentado.
Pues eso, antihéroes clásico, me ofrece esta novela, y lo destaco. No se puede dejar de comparar al protagonista con el Montalbano de Camilleri. Ni al protagonista ni al genio narrativo que hay detrás. En las de Camilleri disfrutas de los olores, los sabores y los colores de Sicilia y del Mediterráneo en general. Aquí no ocurre. Es otro tono, pero igualmente, fresco para leer en verano y llenar ese hueco. Por lo demás, sigue el canon de la novela policíaca. Un Hercules Poirot romano, atormentado, caradura, que le mira el culo a las mujeres y dice tacos. Menos elegante que el Falcó revertiano, pero con algunos reflejos de éste.
