Valoración: 🍺🍺🍺🍺
Un ensayo más que interesante. Una buena nómina de palabras bien traída, con su respectiva historia. Reconozco que es un tema, la etimología, que para mí es un fetiche y, por tanto, lo he disfrutado mucho y, en ocasiones, hasta me he revelado me ha hecho pensar y hasta consultar otras fuentes.
Quizá no tenga en su tono, la pasión de otros ensayos divulgativos sobre etimologías como el propio «Calamares a la Romana», del profesor Emilio Del Río, pero es un estudio, en ocasiones minucioso y acertado, de un gran número de términos. Y a diferencia de otros, alberga las diferentes raíces, ordenadas por orígenes (latín, griego, americanismos, caloísmos, arabismos, préstamos de otras lenguas romances cooficiales con el español en España, etc). Me gusta mucho un capítulo dedicado a desmentir etimologías que son verdaderas leyendas urbanas, como en casos con el hipocorístico Pepe, y muchos otros.
Como aspectos con los que no termino de comulgar, y en la medida, no siendo esto óbice para la calidad del texto, en que se nota la impronta de los diferentes autores que lo escriben, a mi juicio adolece de algunos condicionamientos políticos. Comenznando por denominar castellano al español que, pese a no ser un error, si hablamos de esa lengua que bebe de tantas otras, creo que ceñirnos a una denominación que puede designar al dialecto que se habla en Castilla, supone un signo de condicionamiento o sesgo político. Igualmente, en algún capítulo, se detienen a enumerar los neologismos ligados al tema tan manido y polémico del género, y se admite sin ningún rubor la falacia de lo del «sexo asignado al nacer», dando esta deconstrucción como hecha. No es algo que baje nivel o rigor al ensayo, pero no deja de ser una concesión al posmodernismo que no favorece la verosimilitud y rigor del estudio. Y esto vuelve a suceder en el capítulo sobre el esoterismo en el que se identifica género con sexo. No esperaba, por Júpiter, estas concesiones gratuitas al proxenetismo de la lengua desde un estudio serio.
En cualquier caso, me parece un ensayo ameno, muy interesante, bien estructurado y con un nivel más que notable de erudición sin perder cercanía, concisión y frescura. No dejándose arrastrar por esas posmodernidades propias de la corrección política, lo recomiendo.
