Valoración: 🍺🍺🍺🍺
Una magnífica lectura de unos testimonios que no pueden por menos, además de emocionar, hacer que el lector mire, no con desconfianza, sino con verdadero estupor y desprecio a todo ese trampantojo del feminismoide de postín, el falso, y las teorías de la igualdad de cartón piedra, aquello de borrar, que no es inclusión, propuesto e impuesto por los populistas, oportunistas e ignorantes pluscuamperfectos; teorías capciosas que, con el posmodernismo que las introdujo, tratan de inculcar y adoctrinar mediante políticos ineptos y palmeros advenedizos de ambos sexos, populistas, mentecatos y acomplejados, que parece que han venido a pontificar con la mentira. No voy a entrar ahí mucho porque ya sabéis que no hablo de política, y que hoy es un día en el que intento rememorar la lección y el mandamiento de amor fraternal que nos dio Jesús hace casi dos milenios. Y para ello no puedo permitirme pensar en lo que esta gente representa.
El libro de Expósito contiene historias que son lecciones; lecciones de fortaleza, de resiliencia, de tener un par de ovarios, de sacar las castañas del fuego a base de lucha, de ayudar, crear, sacar del pozo y salvar. De empoderamiento real, por el coraje, por los valores. Son historias que he tenido la oportunidad de escuchar en la radio algunas tardes, y que están muy pero que muy bien narradas, también en tinta. Sin tonterías, sin esa visión acomplejada que mucho tontolpijo tiene a la hora de hablar de militares o de religiosas, entre otras. Colectivos estos que, si por algo se distinguen, es por Valores. Y las protagonistas de estas historias son precisamente eso, un dechado de valores.
Así que sí, a todos esos que cancelan, que borran, con el decorado de la igualdad y la inclusión pero con ese fondo comunistoide de manejo, intervención y menoscabo de la libertad, y borran sin pudor a las personas, con discapacidad, con diferencias, e incluso a las mujeres diciendo que no son lo que son, a la cultura judeocristiana, en fin, a todo lo que no les entra en su agenda manipuladora orwelliana. A toda esa suma de tontucios de ambos sexos, que se ocupan y preocupan de adoctrinar para seguir sumando, les vendría fenomenal leer estas historias, y el epílogo. Pero no lo van a hacer. Es más, tildarán con insultos que ya han perdido significado y sentido sólo por el hecho de salir de sus bocas, al libro, al autor, o incluso, a sus protagonistas. Da igual, si tuvieran la mitad de la agallas de ellas, por vergüenza, se esconderían.
Pero paro, que yo no hablo de política como he dicho más arriba.
El libro merece mucho la pena. Está muy bien escrito y su lectura nos hace mejores personas. Gracias Ángel.
